Un carácter es cada una de las peculiaridades morfológicas y fisiológicas de un ser vivo, lo que se ve y lo que no se ve, tal como el color del pelo, de los ojos o la forma de la cabeza. Así también son caracteres el temperamento, los instintos, las habilidades innatas o la predisposición a determinadas enfermedades. Pero para que un carácter pueda ser transmitido, primero tiene que estar preservado, guardado en el organismo que lo transmite.
Todo lo que somos: animales o plantas; humanos, gatos, gorriones o tiburones; machos o hembras; blancos, negros, amarillos; pelos cortos o pelos largos; con predisposición a la diabetes o a las enfermedades cardíacas. TODO, está codificado y guardado en una molécula muy especial llamada ácido desoxiribonucleico ADN, que es la constituyente principal de unas estructuras de forma filamentosa llamadas cromosomas y que se encuentran en el núcleo de cada una de nuestras células. La característica más importante del ADN es que se puede replicar a si misma y es lo que le permite transmitir, de generación a generación, la información que tiene acumulada.
